Maté a mi abuela.

Lo confieso, maté a mi abuelita, pero les juro que sólo fue una vez, de verdad era muy necesario, quién sabe que hubiera pasado si no lo hago.

De lo que si he pecado en más de una ocasión es en haber sido el culpable de que mi mamá se enfermara de gripa, de que mi Chevy chocara, fuera robado, abierto y violentado; de que el agua ó el gas en mi casa se acabara dos ó tres veces por semana; de que mi perro se perdiera casi por afición a la soledad y de que el tráfico y las tragedias vehiculares azoten a diario las avenidas y calles de Aragón.


A lo sumo, quiero confesar que cuento con la cultura del pretexto que aplico a mi vida cotidiana, eso si lo menos frecuente que puedo ó cada vez que sucede el atraso ó cuando de plano no me voy a presentar al compromiso. Toda esta reflexión/confesión me nació cuando leí un artículo en línea acerca de los pretextos más usados para faltar al trabajo, algunos originales, algunos más desvergonzados y algunos otros clásicos, mismos que les comparto:

- "Estoy muy borracho." (Muy popular en Inglaterra)

- "Mi (pariente) está muy enfermo."


- "Se murió mi (pariente)."


- "Perdí mi vuelo."

- "No tengo ganas de ir a trabajar." (A eso le llamo tener cojones)

- "Me quede afuera de mi casa y sin llaves."


- "No encuentro mi coche."


Ahora como apunte tome en cuenta esto: si se escucha que hablas bajo techo, tu argumento puede resultar no creíble. Y si alguien pregunta, usted no lo leyó en este blog.

Vía:
Telam

1 comentarios:

maus | 12 de febrero de 2008, 12:51

que ganas de usar el pretexto de "estoy muy borracho" no solo es el hecho de estar alcoholizado sino estarlo en demasía y poderlo decir al llamar al trabajo.

eso no es un pretexto es una razón que debería de ser totalmente válida para poder faltar al trabajo.